Por: Enric Mas
El haber podido participar en esta marcha, y acabarla, ha sido una buena experiencia. Motivos, un montón. Desde ser el decano biológico del grupo, a ser el que menos tiempo lleva en bici de carretera, menos de cuatro años, para hacer 850 kms, en 8 días seguidos. Nunca lo hice antes.
Organizar esto se debe al entusiasmo y tiempo empleado de varios compañeros, Antonio Heredia, Tere Segovia y Juan Antº Rodriguez. El 26 de Mayo volamos a Sevilla con el mínimo equipaje, pues las 15 bicis y más bolsas, ya habían salido de BCN, el día anterior, con una super furgoneta hibrida, también funcionaba con gas, conducida por el incombustible Antonio Casas, Antonio Heredia de copiloto, y Matilde.
En Sevilla y con tiempo espléndido, una comida en una terraza a orillas del Guadalquivir, viendo delante, la Torre del Oro y la Giralda, ajustó el ambiente, la cena ya fue por libre. Con acompañantes éramos 18.
La primera etapa Sevilla – Monesterio, se calificó a priori de dificultad alta, por sus 1800 m. de desnivel, en unos 95 kms, hay que recordar que hablamos de “cicloturismo”, y no del grupo A. La salida de Sevilla, fue un festival de despistes y medias vueltas, hasta encontrar la ruta a seguir, aunque como visita de ciudad en bici, estuvo muy bien (viva el Garmin y el GPS). No a este nivel, pero esto se repetiría para salir de alguna ciudad grande.
De Monesterio a Mérida, el segundo día, unos 110 kms básicamente llanos, acompañados en tramos de una lluvia. Cinco paramos en Almendralejo a reponer fuerzas. Por la tarde visita obligada al conjunto monumental con el anfiteatro y teatro romano, donde en verano se organizan buenos eventos.
Fácil recorrido el tercer día a Cáceres. Ciudad patrimonio de la humanidad, declarado por la UNESCO, en 1986, es el tercer conjunto monumental de Europa. Antº Casas y Matilde se preocupaban de buscar el restaurante, reservarlo, etc. De ellos recibimos ánimos, cariño y apoyo, y como no, las reprimendas del Casas, cuando se precisaba, y se precisaba a veces…. En Cáceres apareció en la comida el presidente Luciano y señora, que en coche, irían siguiendo camino hasta Oviedo.
Participó como ciclista invitado, Fernando, amigo personal de Quim Fontanals, que entre ellos, y algunos más, nos lo pusieron duro a algunos del dignísimo Grupo C, al cual me honro en pertenecer. A destacar también la otitis que persiguió a Antº Heredia durante toda la ruta, y que pese a ello no le hizo colgar la bici, cuando tenía buenos motivos. También tuvo unos tres pinchazos, solo superados por los cuatro de Antonio Peralta, aunque por motivos varios.
La próxima etapa nos llevó a Plasencia, donde la anécdota más destacada, fue el lugar asignado para guardar las bicis, un auténtico “zulo”, dentro del propio Hotel, dada su dificultad de entrada y salida.
El quinto día, era la etapa reina, Plasencia-Salamanca, unos 140 kms., y unos 1500 de desnivel. Los Garmins, de los que “tiraban”, dieron 6.45 h. de pedaleo efectivo, para otros, seguro que más.. En esta bonita ciudad, y sobre las 22.30 h., y en un bar recomendado por gente del lugar, un grupo de cinco, recibimos a una radiante Dolors Dot, recién llegada de BCN, vía Madrid, en tren. Compartimos un tapeo de escándalo. Que jamón..
Seguimos a Zamora, paseillo por la tarde. Hubo una mini alarma. Alguién observó la puerta del parking del Hotel totalmente abierta, y allí estaban 15 bicis, ninguna comprada en Decathlon. Empezaron a funcionar los móviles, y traslado de bicis a las habitaciones. Mención especial a Antº Heredia, que llegó a meter cinco en una habitación triple, gracias Antonio.